17 de enero de 2013.
La
Federación Sindical Mundial denuncia enérgicamente la intervención
militar del gobierno francés "socialista" de Francois Hollande en Mali
con el apoyo de otras fuerzas imperialistas, utilizando como pretexto la
intensificación de los conflictos entre el ejército de Malí y las
organizaciones militantes que van apareciendo para luchar por la
independencia del norte de Malí en Azawad.
La
intervención militar se presentó como una respuesta a la solicitud del
Presidente de Mali, Dioncounda Traore, el presidente que fue nombrado en
su cargo después del golpe militar del pasado mes de marzo.
Esta
operación militar, encabezada por Francia en su antigua colonia, ha
sido apoyada por Gran Bretaña, Alemania y la Unión Europea, así como
EE.UU., Canadá y CEDEAO.
Todos
ellos ya han enviado tropas y fuerza aérea a Malí y han brindado su
apoyo en base a la resolución de diciembre del Consejo de Seguridad de
la ONU.
Después
del genocidio en Ruanda y la demolición de Libia, Francia continúa
utilizando las bases militares que mantiene en África con el fin de
fortalecer su papel en la competencia inter-imperialista y para servir a
los intereses de sus grupos monopólicos que están saqueando los
recursos productores de riqueza (oro, uranio, etc.).
Este
conflicto, orquestado por todos los beligerantes, es otro sangriento
espectáculo en el herido continente africano, en el que el pueblo
africano está pagando un precio muy alto. Busca la protección de los
intereses franceses en las minas de uranio halladas en las zonas tuareg
de la región de África Occidental, la competencia inter-imperialista por
el control de la riqueza que producen los recursos de Mali y la
colocación de los gobiernos títeres en los países de África al servicio
de las principales fuerzas imperialistas.
La
Federación Sindical Mundial, solidaria con los trabajadores, con los
pobres de Malí y con los países de África Occidental, denuncia con
fuerza la intensificación de la agresividad de las fuerzas imperialistas
en la región, las cuales están deteriorando aún más la ya difícil vida
de la gente de la zona y con el único objetivo del mantenimiento y
mejora del saqueo de la riqueza que producen los recursos que pertenecen
y deben ser utilizados para las necesidades de la población.
Por
último hacemos un llamado a las centrales sindicales, en primer lugar
de los países beligerantes, para que denuncien y actúen contra la
participación de sus gobiernos en esta guerra. La posición de cada
sindicato en la cuestión de las guerras imperialistas es fundamental y
señala cual es criterio de que tipo de organización sindical. Los
trabajadores de los países imperialistas deben expresar su solidaridad
internacional con sus hermanos de los otros países.